Cecilia Solis
Profunda oquedad son tus entrañas;
habitante de inframundos;
púrpura indomable.
Extiende tu manto de suave seda,
caricia profana y hechicera,
y borda en silencio tu pasado.
No eres sol, ni su calor que todo inunda;
eres luna y silencio de la noche,
eres noche y silencio sepulcral.
Eres el sepulcro de tu muerte.
Sutil llama arde en tu corazón,
y aniquilas con el roce de otro cuerpos,
inertes portadores de infortunios.
No prolongues tu naufragio en mudas bocas;
unge tu alma con la savia de tu sangre.
Es el ave y no medusa tu amuleto.
México, D.F.1999
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Profunda oquedad son tus entrañas;
habitante de inframundos;
púrpura indomable.
Extiende tu manto de suave seda,
caricia profana y hechicera,
y borda en silencio tu pasado.
No eres sol, ni su calor que todo inunda;
eres luna y silencio de la noche,
eres noche y silencio sepulcral.
Eres el sepulcro de tu muerte.
Sutil llama arde en tu corazón,
y aniquilas con el roce de otro cuerpos,
inertes portadores de infortunios.
No prolongues tu naufragio en mudas bocas;
unge tu alma con la savia de tu sangre.
Es el ave y no medusa tu amuleto.
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