Por Richard Viqueira
Otras preguntas: ¿con quién
nos aliaríamos y quién se opondría a nosotros? Quizá el guardia de la entrada
sería nuestro más peligroso opositor; o tal vez uno de los ponentes en esta
mesa, ustedes elijan cuál, terminaría convertido en una fiera que se les
echaría encima a dentelladas para morderlos y ustedes tendrían que defenderse.
Realmente imagínense que es probable que ustedes estén, incluso, más indefensos
que nosotros, pues sólo tienen las sillas o el celular a la mano.
[2] Richard Viqueira (Ciudad de
México, 1975) es actor, dramaturgo y director de escena. Se formó en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue becario del programa Jóvenes
Creadores del Fonca, de la Fundación Carolina de España y de la Fundación para
las Letras Mexicanas. Por su obra Vencer
al sensei se hizo acreedor al Premio Mejor Obra de Teatro de Búsqueda
Héctor Azar que otorga la Agrupación de Periodistas Teatrales (2006). Ha
colaborado como director con la Royal Court Theatre de Londres. Por la
dirección de Cuerdas de Bárbara Colio
recibió una mención especial al Mejor Diseño y Tratamiento del Espacio
Escénico, y una nominación como Mejor Espectáculo Teatral en el VII Festival
Iberoamericano de Teatro en Mar de Plata, Argentina. Fue considerado por la
revista Chilango Hombre de Teatro
2008 y Mejor Actor de la década. Entre las obras que ha escrito y dirigido
destacan Herodes hoy, Bozal, Desvenar, Monster truck, El evangelio según Clark, Psico/Embutidos y Por favor, no mande riñones por correspondencia.
(dramaturgo mexicano)
Apocalipsis
zombi:
El pasado 13 de mayo se
presentó en Librerías Gandhi – Sucursal Mauricio Achar, Apocalipsis zombi (Ediciones B México, 2017), la más reciente novela
del periodista y escritor José Noé Mercado. Se trata de una historia
apocalíptica en la que el autor tiene la necesidad de hablar del México actual,
“pero no a través de la frontalidad
sino del género fantástico”, dice el
dramaturgo Richard Viqueira, desde la mesa de presentadores. “Apocalipsis zombi crea una senda de
ficción que nos confronta con nuestro subconsciente colectivo de una manera más
aterradora”, sentencia Viqueira, quien a través del siguiente texto deshilvana
las costuras de una novela que, en poco tiempo, se ha transformado en uno de
los más peligrosos virus del Distrito Mexicano.
Richard Viqueira[2]
¿Qué pasa cuando la conducta
humana está puesta al límite?
Sabemos lo que ocurre ante un
tornado, un sismo o un tsunami. ¿Pero qué sucede cuando los muertos acechan a
los vivos? Y no me refiero precisamente a los cuarenta y tres, aunque también. En
este país, los muertos son la condición y la vida plena la excepción.
José Noé Mercado[3] decidió ubicar su novela Apocalipsis zombi en el segundo país más
violento del mundo, según un estudio reciente del IISS; aunque otro estudio, el
de inSight Crime, consignara dos mil muertos menos que la primera fuente, para
dejar de todos modos la espeluznante cifra en veintiún mil asesinados durante
2016.
Escape de la librería
Pongamos un ejemplo: hoy
acudimos a la presentación de su libro; pero imaginemos que por estos pasillos
comenzara a circular una horda de zombis que se abalanza sobre nosotros.
Tendríamos, entonces, que
hacernos algunas pregunta básicas. Para empezar: ¿con que podríamos
defendernos? ¿Tomaríamos un ejemplar de la novela y lo estrellaríamos contra la
cabeza de los zombis? ¿Con la botella de agua; con el micrófono? ¿Agarraríamos
una pluma, como escritores que somos, y la clavaríamos en el ojo de uno de ellos,
tal vez en alguno de los asistentes del público que se haya convertido?
¿Funcionará nuestro plan de
telefonía celular o tendríamos que hacer primero una recarga de veinte pesos en
el Oxxo más cercano para poder llamar al 911 y pedir ayuda? ¿Nos hará caso la
operadora o nos transferirá durante una hora de una extensión a otra? Quizá
cuando por fin consiguiéramos enlazarnos, con todo y teléfono en la mano, en
este país estaríamos siendo devorados por un contingente de zombis hambrientos.
Ese es el tipo de
planteamientos que José Noé realiza sobre este tópico del cine y la literatura
zombi.
José Noé Mercado |
Todos esos ejemplos imaginados
son variantes que permiten comprender lo interesante de esta novela y serían
parte de una película clase B que podría titularse Escape de la librería Gandhi.
Yo, sin duda, al primero que
seguiría en un evento así sería a José Noé. Él es quien podría sacarnos vivos
de aquí porque, como sus personajes en la novela, sabe las reglas en las que se
basa la mitología zombi y posee las claves de la supervivencia en una
circunstancia de tales dimensiones.
Eso es muy importante. Sus
personajes lo aplican en la novela porque saben lo que se ha hecho en otras
ficciones y si funciona o no. Ésa es una distinción. Porque hay un tipo de
universo de la ficción en el que algo ocurre por primera vez, en lo que sería
una especie de pre-universo zombi en este caso; y otro tipo de universo donde
los personajes reconocen lo que ocurre, pues ya lo han visto, y saben combatir
de una u otra manera en esos escenarios. Este último es el caso de Apocalipsis zombi.
Por eso seguiría a José Noé,
aunque me queda clarísimo que quizá después nos utilizaría como carnada para rescatar
a su familia e irse con ella. Porque a la hora de salvar la vida, todos somos
chilangos.
En un mundo invadido por
zombis no se puede confiar en nadie, pero en México aún menos.
Es así que José Noé Mercado
plantea lo que toda magnifica historia de zombis propone: lo que vendría después
del desastre.
Víctimas del subdesarrollo
En Apocalipsis zombi, la condición mexicana queda aún más expuesta y
ahora sí podemos verla descarnadamente.
Cuando lo social colapsa, ¿qué
queda? ¿Qué tipo de barbarie se asoma?
Los grandes relatos zombis no
se centran en el zombi mismo, sino en su repercusión social. Desde George
Romero hasta José Noé Mercado, el zombi es la posibilidad de analizar
injusticias financieras, desigualdad social, el peligro de la convivencia, las
trampas del escalafón laboral y la población misma que encuba todo esto.
En México, todos vivimos con
miedo, porque aquí en el país todos somos productores y consumidores del terror
a pequeña escala. Para no ir muy lejos, en el tráfico de la hora pico podemos
entrever asesinos y monstruos circulando a nuestro lado y tocando el claxon sin
parar.
Y muchas de las veces, el
muerto en vida vive y convive en uno
mismo.
José Noé Mercado, con su
indispensable libro Apocalipsis zombi,
propone una revolución magnífica al género. Decide emplazar su ficción en el
tercer mundo. Y lanza con esto una perspectiva y aportación extraordinarias: hasta
en los monstruos hay clases.
No es lo mismo un zombi de
primer mundo —como en las citadas películas de Romero—, en donde los temas son
la industria armamentística, los centros comerciales y su capitalismo voraz, el
racismo o las revoluciones armadas de los años sesenta.
No. En su novela, José Noé
Mercado presenta un panorama todavía más desolador y cercano: un zombi víctima
del subdesarrollo. Mercado parece hablar de muertos vivientes, pero en realidad
manifiesta un conocimiento y descripción de su ciudad como un cronista e
historiador ejemplar.
Putrefacción serie B
Ahora imaginen huir de zombis,
pero por el bosque de Chapultepec —que en la novela no se llama de esa forma,
sino bosque de Quetzalcóatl—, emblema donde está contenido gran parte de
nuestro espíritu nacional: las batallas que han ocurrido en su castillo, los novios
que han remado en su lago o la sede de la casa presidencial en otro tiempo, nada
más.
Sin duda, Mercado elige el
lugar más simbólico para hablar de la monstruosidad de este país y el epicentro
de su destrucción. Y cada temporada —como estructura José Noé los capítulos de
su novela—, habla más de la putrefacción de un Estado que de lo peligroso de un
ejército de cadáveres.
José Noé hace una novela serie
B con una escritura intelectual; y además lo hace de modo entretenido. ¿Cuántas
novelas de nuestro panorama pueden preciarse de tener 415 cuartillas que hablen
sobre México y que se lean con tanto placer?
Como en la política, la
llegada de los zombis en esta novela no se explica y tampoco se vislumbra su
desaparición. El surgimiento de zombis en cada contexto de ficción, carece de
importancia. En la novela de José Noé Mercado, quizá sean productos de
meteoritos o resultado de la contaminación atmosférica que nos asalta y
mantiene en contingencia con un inesperado Hoy no circula otra vez.
Los personajes de Apocalipsis zombi representan valores e
intereses chilangos opuestos: intelectuales contra periodistas, la baja cultura
contra la alta, la ópera contra los videojuegos, la nobleza contra la miseria.
Proximidad al terror
Los protagonistas de la novela
también comprenden que no sólo deben lidiar con los monstruos de ocasión, sino
con los monstruos del día a día en nuestra ciudad. Lo mismo tienen que clavar
una espada en el oído del muerto viviente que se les va encima, que sobrevivir
a un secuestro exprés en nuestra conflictiva metrópoli que no descansa en sus
transas ni siquiera en el apocalipsis;
lo mismo se le teme a una avalancha de babosas
—como también se le denomina a los zombis—, que se experimenta miedo profundo
al atravesar sospechosos retenes militares.
Y —quizá una de las críticas
más importantes contenida en el libro— José Noé fustiga el descaro de una
televisora que encubre la aparición de los zombis y difunde en voz de su
presentadora estelar la noticia de que sólo se trata de un intento para
desestabilizar al país.
El gobierno, entonces,
aprovecha el caos para asesinar a sus adversarios políticos y a los grupos
disidentes con métodos casi calderonistas.
Sin duda, la obra de Mercado
infunde terror por lo próxima que se siente. Los muertos vivientes aún no
cruzan por Reforma, pero los podemos imaginar cerca. Peligrosamente aledaños a
nuestra realidad.
Los ecos panistas y priistas
laten en las páginas de esta trama de terror y la vuelven aún más acechante y tóxica.
Por suerte, la clase política no suele leer entre líneas, porque de lo
contrario percibiría lo peligrosa que es la novela Apocalipsis zombi de José Noé Mercado en comparación con un
sinnúmero de ensayos de temidos politólogos contemporáneos.
Significación grafiti
Existe un dicho popular que
siempre se cita ante un hecho asombroso: “La realidad siempre supera a la
ficción”. Pero José Noé Mercado demuestra lo opuesto: que a través de la
ficción se puede calar más profundo dentro del tejido social.
Si el antónimo típico de
realidad es ficción, es porque nos es imposible intuir que tanto persona como
personaje y tanto real como ficticio son divisiones de ontologías cuando menos
equivalentes.
Jacques Cousteau dijo que la
película Jaws de Steven Spielberg destruyó
la investigación científica sobre el tiburón blanco y provocó una histeria que
derivó en la caza de escualos hasta su casi total extinción. Una película
venció a cientos de documentales y estudios científicos.
¿Es entonces la realidad más
poderosa que la ficción?
Esta novela apocalíptica
cumple esa función. Rastrea la herida nacional hablando de monstruos figurados
que evidencian a monstruos literales.
A través de la ficción,
Mercado realiza a la par un libro documental. José Noé comparte con Guillermo
del Toro la necesidad de hablar de México, del mundo, pero no a través de la
frontalidad sino del género fantástico y poético: una senda que nos confronta
con nuestro subconsciente de una manera más aterradora que las portadas
gráficas del periódico La Prensa, que
se anuncia como: “el diario que dice lo que los otros callan”, con excepción
del caso del dirigente mismo del diario que robó artículos deportivos de la
NFL.
El grafiti habla más de una
sociedad que los monumentos oficiales que alza el Estado. Ese número 43 clavado
vandálicamente a mitad de Paseo de la
Reforma contiene mucha mayor significación que el caballito amarillo.
Así, este libro habla mejor de
México que cualquier libro de política en la actualidad. Por eso cuando José
Noé titula su novela con la palabra apocalipsis,
quizá no hable del futuro, sino del presente. Probablemente ese apocalipsis ya
está en marcha.
Acompañar a morir
A mi parecer, el zombi también
nos enfrenta con el temor más insuperable que conocemos. ¿Cómo sobrellevar la
muerte de las personas amadas? Uno de los personajes de Mercado decide encerrar
en el baño a sus padres zombis, porque no sabe cómo ser ni parricida ni
matricida.
¿Alguien sabe cómo matar al
amor de su vida y ser piadoso a la vez? ¿Alguno de ustedes sabe la manera de
admitir la muerte de un hermano y además rematarlo?
La ficción zombi nos confronta
con la responsabilidad sobre nuestra muerte y la de nuestra familia. El
verdadero arte nos enseña a morir mejor. Y con esta novela, José Noé ha hecho
arte que nos acompaña a morir más suavemente, tanto en lo íntimo como en lo
social.
Por eso, como ya se ha dicho
en redes sociales, es un libro que demanda una saga entera, que ojalá José Noé
tenga el tino de emprender. Ya tiene una horda de lectores con más apetito que
sus zombis. Y yo me declaro un devorador de su literatura.
[1] Texto leído por su autor el 13 de mayo de 2017, en
Librerías Gandhi – Sucursal Mauricio Achar, durante la presentación de la
novela Apocalipsis zombi de José Noé
Mercado, publicada por Ediciones B México.
[3] José Noé Mercado (Ciudad de
México, 1977) es escritor, periodista y crítico musical. Además de ser autor de
Apocalipsis zombi (Ediciones B,
2017), lo es de la novela Backstage (Tierra
Adentro, 2012) y del libro de ensayo histórico Luneta 2: La ópera que tenemos en México (Cuadernos de El Financiero, 2012). Realizó la
maestría en Periodismo Político e impartió diversas asignaturas de opinión y
cultura en la Escuela Carlos Septién García, de la que se graduó con
reconocimiento especial en la licenciatura. Ha ejercido el periodismo cultural
y la crítica de música en los periódicos El
Financiero, De largo aliento y La digna metáfora, medio en el que fue
autor de la columna “Suspiria”. Sus textos igualmente han aparecido en Excélsior, El Economista, Entorno,
Mercades Magazine y Boletín
informativo de Chile. Es colaborador de las revistas Replicante de México, Opera
World de España y L’Ape Musicale
de Italia, así como del segmento de cultura del programa semanal Contigo, que
conduce Claudia Arellano en TeleFórmula y, desde hace más de quince años, de la
revista Pro Ópera. Impartió la
Cátedra de Historia y Evolución de la Ópera en el Claustro de Sor Juana y es
miembro activo de la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música.
No hay comentarios:
Publicar un comentario