Por José Ángel Leyva
(poeta mexicano)
La Guerra
(poeta mexicano)
La Guerra
Una
canción para el caballo rojo que piafa de sed en los escombros
Un
réquiem para el soldado que apunta el cañón con pulso firme
El
enemigo huye con horror hacia la bala
La
melodía nuclear dibuja con hollín el suelo y las paredes
con
grasa de cuerpos que desintegra el resplandor y el estallido
Sobre
los vidrios rotos el calor pinta siluetas
El
avión los nervios las visiones el misil la mancha
Los
proyectiles viajan como ángeles de fuego sin mensaje
Idiotas
precisos en el arte de sembrar el caos
Un
himno en lengua escrita hablada y en silencio
por
la piedra que se aferra a la mano hasta romper una cabeza
Por
la ira de David que va como Goliat por la victoria
por
los motivos del otro contra el otro
La
muerte
Perpleja
la luz
se
busca en el espejo
No
hay huella en esa boca
No
hay dudas
No
hay voz
La
palidez anuncia
los
cascos presurosos del olvido
La
peste
El
micromundo respira sin pasión y siembra el caos
Retoña
el mal en sus criaturas invisibles
dispuestas
a matar sin que lo ordene nadie
La
carcoma del odio por la oreja empieza
No
hay asco en la lengua que supura
en
el hocico de la hiena que traga y bebe del cadáver
en
sus chachorros que gimen ríen chillan
Las
bestias celebran el celo y la carroña
El
miedo pudre la tierra y las ciudades
Asciende
la infección de la garganta al ojo
Gira
el planeta con gravedad humana
Da
vueltas al revés como cabeza enferma
El
hambre
Impaciente
el hambre chilla
Nubes
oscuras galopan a lomo de presagios
El
sol arrastra la tarde desde muy temprano
La
noche es roída por ratas de estómagos vacíos
Un
pensamiento turbio y un corazón entre la niebla
La
multitud se apiña en la escasez
Vuelan
moscas entre vísceras al aire
Dientes
sin abasto muerden por gravedad la tierra
Entre
sí las formas vivas se comen por designio
En
espiral asciende la gula de las larvas
Enfermas
las células son huecos de la carne
No hay comentarios:
Publicar un comentario