lunes, 1 de enero de 2024

Cinco poemas recientes

José Manuel Recillas                                                                          Foto © Carlos Martínez 
Por José Manuel Recillas
(poeta mexicano)
















LAS BODAS DE CADMO Y HARMONÍA

para Gabriela Bautista Martínez
este intangible regalo de bodas

Huye saber lo que será mañana
Francisco de Medrano

Sembró la noche en ti su voluntad 
como un Olimpo nuevo
que no se arredra ante la tempestad
ni afonda ante el Erebo. 
De oscura lentitud es la mirada 
que observa, absorta, a todo
y en una transparente red lo atrapa,
fijando su alborozo
como una edad que nunca se marchita,
ajena al calendario, 
del todo dada al canto y a la vida
de un mundo contemplado.
Algo de ti latiendo está allá arriba, 
una celebración
entre la luz de la melancolía
y la desolación.
Nos queda lo inmortal de haber vivido 
de espaldas a Plutón
ajenos al siniestro y negro río
del áureo resplandor
que al mundo rige y al poder destrona
cuando se enfrenta a Tisbe.
En ti supongo una inmanente gloria
que a todo lo enalquimie, 
de toro, laberinto y entrecielo
al fin ya liberado,
y en todo lo viviente estés, de nuevo,
en canto conservado.
29 de agosto de 2023


LENGUAJE INCLUSIVO

Dirijo la mirada a la ventana 
de mi casa, que no conduce a nada
más que al patio encenizado de tiempo
y en donde sólo crece el polvo.

De nuevo miro los callados libros 
que tanto tiempo me han acompañado
lo mismo que los discos de vinyl
y su memoria muda de sonidos,
testigos irredentos de todo lo que amo,
  o casi todo.

Miro el azul opaco que por sus vidrios entra 
y nada en ese cielo azul canta;
es el tronido sucio del metal
que cada tres minutos presente se hace 
–como la realidad, tan desquiciante–
haciendo a un lado todo el orden.

Miro de nuevo ese grisáceo azul, 
que impávido en lo alto permanece,
el patio y su desmemoriada y pálida rosa
al piso tapizando entre el olvido,
en el que alguna vez mi cumpleaños,
o tal vez otra fiesta, celebraba,
rodeado de amistades y familia.
¿Quién lo recuerda ya?

Y pienso en Stonehenge, de repente, 
en quienes erigieron ese templo
dejando sólo piedras, no palabras,
que en su silencio dicen todo.

Ese mutismo y esa noche incólume 
siguen de pie, frente a la eternidad,
ajena al balbuceo que nos consume, necios,
pensando en devolver el chícharo a la vaina
y otros oficios igual de productivos.
11 de septiembre de 2023


ELEGÍA

Todos tenemos la soledad, la locura, la muerte.
Harold BLOOM

a Lillian VAN DEN BROECK
en sus setenta años

Estoy mirando el campo de batalla 
alejarse de mí como un paisaje
ya visto tantas veces, presentido
en ese atardecer de la memoria
que son los padres y su verbo herido
surcando el tiempo y anidando el hoy
con un suspiro compartido y vivo
por esa bruma que a mis ojos cubre
que cada día cuentan menos días.
Miro el camino sin saber a dónde 
mis pasos van y dónde mi mirada
igual se perderá como la tarde,
como el café que estoy bebiendo,
que cada día bebo, poco a poco,
y así bebido, un poco menos queda.
Y estoy pensando apenas en la lluvia,
y su monótona canción me lleva
a esos centroamericanos campos
en los que el verde ilimitado era,
sin signos de dragones en los mapas
ni látigos de euforia en el jardín.

Nada que no un preludio tuyo fuera 
estaba respirando sobre el día
mirando sin mirar todo en origen
pensando oblicuamente pese a todo
y la advertencia o petición, Pequeña,
de no pensar ya más, de sólo ser.
Y algo tembló en el cielo, como un canto 
que de remotas islas, o de tierras
anegadas, sin nombre aún, sonaba
rodeado de abandono y de silencio,
como el paisaje que no habré de ver
mas que en ausencia y lejanía oscura,
y en su vagar de noches, otra noche
hará de mí la insinuación de un viaje
a duras penas comprendido, sólo
por esos pocos que conmigo están
y aún nadie decir sus nombres puede.
Es claro aquello que no sé qué es, 
es ese encuentro como de agua y noche
que sólo yo me empeño en recordar
y cuya esencia es que no es de nadie
y acaso es mero sueño, o algo así
para lo cual no hay Verbo ni palabra
y apenas una corporalidad
evaporándose en la inmensidad
que nos consume a todos sin saberlo
como esa luz de ti naciendo toda,
de la que nada sé ni sabes tú.
No sé más que mirar la noche entera
participar callado de su luz,
atento a su enmudecido canto,
a la vicisitud de lo inasible
que el sueño, el llanto y la serenidad,
la arena inmóvil de los no nacidos,
la orquídea susurrante del silencio
ofrenda en medio de un clamor de manos
enmudecidas aferrando al mudo
e impávido planeta que me ignora,
y apenas sé mirar lo transitorio, 
la efímera memoria que ha de nombrarme un día,
ese pequeño instante que te aguarda
y te contiene en mí como un dolor
de parto no cumplido frente a la eternidad.

A donde mire, el sol te oculta, y dice 
bajo el azul ingrávido del templo 
en el que telete, myesis y epopteia 
posibles son, que también eres tú
otra telete, myesis y epopteia
surgida de la noche y del silencio,
de ese minúsculo sendero mudo 
naciendo en la mirada que te nombra
mientras el mundo entero calla y canta
y asoma en un rumor de pies y manos 
un algo que se vuelve origen, rito
de paso hacia la noche engendradora
o de algo que se le parece y calla.
Un algo como el sueño, o la memoria, 
el bálsamo al dolor de haber partido
sin saber que no hay puerto de llegada,
que no va a amanecer una vez más,
que lentas noches se avecinan pronto
como el lejano puerto de Brindisi 
en el que va un destino a conocerse,
un libro que es de todos y es de nadie,
el imperioso eco de las lanzas,
custodias del poder y lo terreno
y ajenas al delirio de lo escrito
en medio de la noche y el silencio,
que pese a todo un día cuidarán
y harán un monumento hecho de nada,
será otro remolino vespertino,
será otra Eneida y te dirá de nuevo
de muchas, miles veces al nombrarte
como si nada fuese ya memoria
y sólo espada y fuego y ruina hubiesen
y nada hubiese, nuevamente, sido.
1 a 15 de octubre de 2023


OVIDIO EN EL DESTIERRO

laeta fere laetus cecini, cano tristia tristis
Ovidio, Ex Ponto III:IX:35

Las incontables tardes y el paisaje inmóvil a lo lejos, 
el eco inadvertido entre la lluvia de remotos encuentros y cafés,
no sé qué aroma de distancias y de gatos llegando,
clavicordios de humo y de recuerdos,
como si el tiempo no existiese, más que como silencio,
como el impío peso de la ergástula por otro decretada,
tramada con insidia y perfección, como el acero que encontró a César
al pie del mármol del poder y el templo en donde la justicia se cancela
amparada en la ley y el desenfado 
del magistrado y su delirio por el amanecer ficticio 
del oro que lo nombra y lo condena,
me llega en tanto veo atardecer todo el otoño de una sola vez,
como una flor que ya no mira al sol… y el canto detenido y silenciado
del ave mítica que ahora llora, y en celebrar su vuelo se transforma o vuelve sinfonía ligerísima
a la que todo lo viviente anhela, y en donde los cantores se reúnen
como si fuera el florecer de toda modulación y verbo,
en ese espacio en el que Sócrates
solía pasear y hacer del deambular una ventura de otoños en primavera convertidos
queda en recuerdo y en distancia, como la indiscreción por la que Sócrates fue condenado a la cicuta,
mas no al olvido.

En esa plaza a la que ya no puedo regresar a morir siquiera, como pueden o podrían leer 
otros poetas testimonio dando de lo vivido y de lo amado juntos,
“lugar de encuentro de escritores y poetas”, algunos dicen,
donde la vida arrebatada ha sido y apenas otros solos me acompañan
en vino y en silencio congregados,
miro el sendero y su silencio gris, de tantos pasos recorridos que en su callar 
de alguna forma la vida celebran, 
de alguna forma un fuego están llamando,
aquí, en esta linde en que el otoño parece haberse detenido
sin pan ni lágrima para el dolor.
Y en tanto el gris del horizonte avanza, 
atrás quedando va esa memoria de días compartidos, 
que siempre estará fijada en mi médula, y seré deudor eterno de la vida que es mía,
y mi espíritu se derretirá en el aire vacío, dejando mis cenizas en la pira que se enfría,
antes de que el recuerdo de tu mérito abandone mi mente
sabiendo que la lealtad se desvanece con el paso de los años
y así como el sendero se hace estrecho como el afluente de los ríos al nacer, 
y el agua ya no llega más al cauce ni puede ya saciar la sed,
como el papel de la lectura también se oculta al fuego y la intemperie,
del mar regresarán profundos ríos a su fuente, 
el Sol apresurado invertirá su andar frente a la noche,
el agua incendiará toda pradera
y el fuego en vano saciará la sed de todo peregrino,
y nada que conozca será como fue pensado en su crisol de origen,
y no podré mirar el rostro amigo pues ya no hay faz ni de la luna
ni amigo alguno al cual pedir consejo; todo será lo que negué pudiera ser
y no habrá nada que no puedas creer.
Y pienso que la insidia estaba ahí, como una fruta innecesaria y roja, 
a plena vista como la manzana proverbial del principio de los tiempos de que hablan las leyendas,
oculta como el beso que dio Bruto o el corcel arbolado y traicionero
que a Troya condenó en una sola noche.
En silencio las lentas llamas veo en derredor irse apagando poco a poco, 
como el fervor de los antiguos antes de desaparecer completamente.
De la traición no sé más que el dolor de lo que queda, las cada vez menos
agonizantes brasas ocultándose discretamente entre la noche
en tanto los traidores tal vez rían y celebren su ruindad,
como hace siempre el que en las sombras vive
y de ellas hace su alimento, y del aplauso y de la hipocresía
su cotidiano dracma envilecido.
De lo vivido quedará lo escrito, 
igual que de la insidia, 
y alguien sabrá que los traidores
los mismos siempre son,
su sonrisita hipócrita delata su calaña
y apenas ocultar su hedor creen que pueden.
También para ellos el otoño llega, y el pugio los aguarda, silencioso…
21 de octubre de 2023


ORE CANENTIS EGET

Ovidio, Epistulæ ex Ponto, IV, 8, 55-56

No miro la mañana de mañana ni la pasada primavera, ni el verde amanecer que otros celebran, 
tampoco la clepsidra ensimismada de la injusticia cotidiana,
y apenas puedo ver la tinta escrita dejada por mi mano, en vano sostenida en el papel,
si el juez de los alisios lo permite, cruzar la oscuridad de su pensar, 
y vagamente hallar tierra lejana en la que todo sea, hasta los dioses, posible
con solo hacerlo canto, eso que alguna vez pediste
pensando en que jamás serías leída.
En vano pasa el tiempo, y el otoño en que los dioses eran, y estaban y posible todo era, 
se ha ido y sólo queda en la palabra, 
ese crisol de anhelos tan humanos como la fragua de Vulcano.
Y en vano me pregunto tantas cosas, vagas genealogías inventadas sobre un origen tan remoto 
e improbable, o azarosamente cierto 
por sólo la palabra y su memoria, por el azar lector frente a la noche.
Y en el oscuro y vago treno ignoto que alguna biblioteca recogió, o tal vez no,
habrá quedado ya signado el sino que anónimo nos corresponde en vida,
que en muerte se repite y multiplica:
«Y qué dirán de ti los de tu sangre, que no viajaron contigo hasta el final 
y apenas algo intuyen de la tinta que en silencio la noche de los tiempos cruzado ha.
Qué los que no han tu sangre compartido ni vínculo de tiempo ni de memoria 
y están en verdes prados congregados ante la horca,
ondeando la derrota victoriosa igual que Pirro ante el azur de los silencios»
decía el epitafio hoy olvidado que esa memoria en el papel escrito reproduce en heptámetros aciagos
que apenas unos cuántos hoy recuerdan.
No es la voz lo que queda, es la palabra escrita frente al tiempo.
26 de octubre de 2023



No hay comentarios:

Publicar un comentario

El azar de los hechos en Canal 11 Tv

Las teorías sobre arte son al arte
lo que un gato disecado al movimiento de un felino
Cosme Álvarez

Invitación

Los textos y las fotografías que aparecen en La Guarida están protegidos por la ley y no deben ser
reproducidos sin autorización previa del administrador de la página, o del titular de los copyright,
por lo que se sugiere que toda vez que se cite o se utilice alguna de las entradas se nos informe por
Primera época ≈ 1999 a 2007 ≈ Volumen 1. Números 1 al 5
Segunda época ≈ 2008 a junio de 2016 ≈ Volumen 2. Números 6 al 10
Tercera época ≈ 1 de julio de 2016 a 1 de julio de 2017 ≈ Volumen 3. Números 11 al 17