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martes, 1 de noviembre de 2016

6 poemas

Por Enrique Silva Rodríguez
(escritor chileno)



HOMBRE CON LA MANO EN LA BARBILLA
Acaso yo pueda ser una palabra nueva algún día
Una palabra nueva y remota como una estrella
Como una estrella que no deje de  alumbrarnos y alumbrarse
Una palabra como un tren a toda máquina
Pasando sobre un niño de espalda entre los rieles 
Por qué no para de llover si digo estío?
Por qué el mar no se encabrita si pronuncio tempestad?
Digo estío
Pronuncio tempestad
Y unas piedras caen de mi boca
Quiero entender por qué el ocaso se marchita si lo nombro
Quiero saber qué significo
Quién soy yo para el silencio
De vez en cuando es bueno un chapuzón de muerte
De vez en cuando es bueno volver a la camada
Porque sólo el disgregado sabe dar voces verdaderas
Y sólo el cachorro
Puede balbucear
El universo.

SOLILOQUIO DE LA CULEBRA
Este pellejo viejo que se desgarra                                                    
A causa de este otro pellejo tierno que ya envejece
Pellejo que de tan hondo viene me funda y ahoga
Proyectándome                                    
Pellejo  que desangra y sutura de un solo beso
Pellejo alma de la lengua
Pellejo punta de esta sed  desconocida que soy y soy
De pellejo en pellejo
Elásticamente.

PEQUEÑO POEMA DE AMOR
Me amas amor me dices
Con un amar
De madreselvas cada muro
Cada hueso
Más
Yo te pido
Amor
Ámame en la piedra
Ámame en la arena del reloj innumerable
Con un amar
Amor
De musgo
Y de algas
Y de moho.  

ALQUITRAN
Y de repente la piedra me habló
Me dijo piedra
Me dijo poeta
Me dijo tú eres un pedazo de carbón
Tus tatarabuelospiedras son pedazos de carbón
Tus abuelospiedras
Tu padrepiedra
Tu madrepiedra
Todos ellos
Pedazos de carbón
Yo sé que en la raíz de tu noche de piedra
Titilan la lámpara y la charra
El manche y el guameco
Las fichas y las pulperías
Yo sé que en tu luna negra
Arde que arde como un sol
La negrura piedra que arrojaste al fuego
Arde que arde en tus diástoles y sístoles
Tu cordón de plata y hollín
Arde que arde la media tonelada de carbón que vomitaban los camiones
En las puertas de las casas
Arde que arden los Veintiuno en la carbonera y la cocina del grisú 
Arde que arden los chiflones en Lota y Schwager
Arde que arden las almas de los difuntos que penan los huesos
De don Federico y don Matías
Arde que arden el alma de Baldomero y el alma del niño 
Alma con alma aterrados a la compuerta Número Doce:
Un caballo ciego pasa:
Un loco se lanza a buscar el gas con una antorcha:
Qué saben los poetas de estos temibles termiteros bajo el mar
De unas huelgas míticas
De guarenes sanitarios y merluzas con banda los poetas?
Qué saben los poetas de la banda de scouts que pasaba los domingos?
Qué saben de la aplanadora los poetas?
De unas letras E de lata
Unas letras E de lata y de Enrique llamándome desde el alquitrán?
Qué saben los poetas del carbón?
Qué saben del alquitrán los poetas del carbón?
Qué saben
De la dura infancia del diamante?

ÉRAMOS CUATRO          
Éramos cuatro cosmonautas flotando en el espacio
Cuatro espantapájaros voladores
Cuatro estrafalarios sombreros de paja despeinados por la luna
Cuatro volantines condecorados por el viento
Cuatro paracaidistas cayendo en el sol
Cuatro parapentes libres de forma y equipaje
Cuatro estrías en la panza del crepúsculo
Cuatro chamanes o mandalas estallando
Evaporándose en el aire
Cuatro ángeles caídos columpiándose en la luna
Cuatro santones eyectados en el espíritu de las galaxias
En un orgasmo del espíritu
Y aterrizamos locos los cuatro en la misma loca estación de trenes
Y aterrizamos locos los cuatro en la misma loca locomotora
Locos los cuatro en el mismo loco pasajero
Como si nos hubiésemos puesto de acuerdo años luz atrás
Miles de millones de siglos y seres  antes
Había un torrente cristalino y espiral
Había un erotismo primigenio en el bosque impenetrable
El sol acariciaba la mejilla de la nieve
La nieve enroscaba su melena en el alma del volcán
Y en el afuera y en el adentro
Éramos cuatro zánganos enamorados de La Cruz del Sur
Cuatro astillas de un alerce tumbado por los rayos 
Cada quien en su esqueleto y escafandra
Rozó el misterio de los árboles 
Acarició lo verde
Lo absoluto de este viaje.  

Y
Nos miramos a los ojos
Con los ojos colorados de tanto atardecer o despuntar
Colorados
Colorados de tanto fumar y cantar y bailar y soñar y caminar rumbo a la muerte
Cansados y radiantes
Felices de tanto no morir y leer y escribir y fumar y cantar y bailar y soñar
Hipócritamente pálidos rumbo a La Muerte
Corriéndole mano a La Pálida
Carreteados  como perros callejeros fantasmales 
Estrambóticos espejos destrozados componiéndose a sí mismos
Y nos miramos a los ojos
Los unos a nosotros
Colorados de tanto no morir y leer y escribir y fumar y cantar y bailar y soñar
Como si fuéramos la misma manzana
El mismo árbol.

(regresa al Índice de poesía 1)
(Regresa al Índice general)
Enrique Silva Rodríguez

La Jaula

Por Ingrid Odgers
(poeta chilena)




Pavura

Nuevamente
la posesión discutible.
¡Nadie pertenece a nadie!
                                 exclamo -
(La muerte acecha)

La voz seca
el ojo enrojecido
la pavura del océano
tu lengua de fuego
No te  pertenezco – musito
la tormenta invade tu cuerpo
me tomas y arrojas al abismo

Soy libre –grito
el eco de mi voz
se pierde en la montaña.

Del final

Mil cincuenta crepúsculos juntos
espesamente desolados.

Yo abría  brazos ojos palmas.

Esperaba.

Sangraban murciélagos
en las ventanas
en los días de siglos y soles  chorreados
de lamentos marfiles
de corales ocultos.

Entonces
te dejé en el dormitorio
con la cama deshecha y en pijama
revueltos los cabellos y los pies desnudos
Eran mis 10.950 indignaciones
(o frustraciones)
Escalando ascendiendo trepando
Desparramándose 
en mi mente calva
en mi pecho árido
Esa noche la ciudad quedó ciega
¡Ah luminarias inútiles!
Vosotras ¡sois un fiasco!

Pájaros turbados
Libros cerrados.

Nada quedó ese día
salvo el recuerdo obtuso
de espera y el triángulo
impreso en la uña.

UÑA A UÑA.
Y el ojo// sin párpado.

De quimera

Una flecha en los esqueletos rotos
Una flecha en las calaveras
Una mueca

Veo
este guiñapo absurdo
en una botella de navíos congelados
yaciendo yerto yesca yunta
en dominó dominante doblado y diestro
(Anímicamente desbaratado)

Así quedan los sueños
en la espiral del orbe
en la hélice del tiempo
(Espejismos/ /- juventud ferviente)
la palabra promesa

¡Tu palabra!
La mía de ala desgarrada
no logró anular tu lujurioso afán
Una flecha
una mueca
un sueño perdido

Nos fueron triturando
en la rueda de azar
Se ha roto la quietud de la quimera
Se ha roto.

De inercia

Viajo  al espacio sideral
llevo un wisky  y una muñeca
no sé por qué
ni para qué
tengo las alas del águila
impuestas por el siglo
alcanzan para soñar unos euros
un pasaje de avión

Luego la realidad golpea.

Tengo una cama seca
un muro de hielo
unas sábanas rojas
(de tanta pasión dormida)
Un cobertor cobija
las caricias del  recuerdo.

Es el último amor
el último pasado
y los últimos años
bebí la gloria y las glorias

Hoy
tomo el wisky
y peino la muñeca
Yo no sé de sueños
vivo la triste realidad
de este convento.

Lo cósmico está en mi mente.
No me quejo.

Del silencio

Desesperanza
desplaza diluvios
resplandece
como diana.
El ruido perenne ensordece
los oídos.

La ausencia

Es el verbo
del cadalso

El teléfono dormido
Una cita pendiente

Un viaje ciego
por elucubraciones 
irracionales. 

La jaula

¿Cómo se huye
desatado el ardor en las venas?
¿Cómo se huye
si la sangre corre con la señal y el beso?
¿Cómo escabullirse
de este silicio que es el cuerpo?
¿Cómo huir del deseo de ser pletóricamente torturada?

¿Cómo trazar la resistencia?

¡Oh, di!, ¡Oh dime!
¿Qué puede salvarme?

Práctica marcial

Arcilla
cemento
arena
río
laguna
bosque

Un paso
otro paso
un nuevo paso

Voy firme hacia adelante
entonces
el pelotón
con la MAG  Modelo 60-20 en sus manos
me detiene.

Poemas del Libro La Jaula, ediciones Orlando, 2015


(regresa al Índice de poesía 1)
Ingrid Odgers Toloza
(Concepción, 1955).  Analista de Sistemas con estudios de ingeniería comercial en la Universidad de Concepción, Diplomada en Administración y Marketing, Diplomada en Gestión Cultural por la Universidad de Chile, poeta, narradora, ensayista, crítica literaria, editora, gestora cultural, directora de talleres literarios del Biobío Premio Fondo Nacional del Libro y la Lectura, Línea Difusión: años 2002, 2008 y 2009, Premio Fondo de Apoyo a Iniciativas Culturales, Literatura, categoría Novela de la Ilustre. Municipalidad de Concepción, años 2008 y 2013. Traducida a diversos idiomas, tiene más de 20 libros publicados (poesía, novela, ensayo).

El azar de los hechos en ImagenTv

El azar de los hechos en Canal 11 Tv

Las teorías sobre arte son al arte
lo que un gato disecado al movimiento de un felino
Cosme Álvarez

Invitación

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