Por Óscar Paúl Castro
(poeta mexicano)
Si Dios existe,
(poeta mexicano)
Si Dios existe,
su corazón es un hombre
*
No hay nada que decir:
fue el silencio
el que me abrió los ojos
*
Sin tocarte
mi mano te recorre
por caminos que el tiempo no conoce
Más allá de tu silencio
de las palabras de tu piel
Cierro los ojos y miro las flores en tu pelo
Las flores invisibles de tu pelo
Y su perfume
que aún flota como un cuerpo en el agua
No mediaron más palabras entre nosotros que
la luz desnuda
No era necesario el grito de la tarde que
ardía como un sueño
Podría decirse que nunca estuviste aquí
que te he soñado
Pero aún recuerdo el agua de tus pechos en mi
espalda
La risa de tus cabellos negros
y tus ojos
Quizás yo no existiría
si no me hubieras tocado ese día perdido
Esa noche cualquiera
en que robamos las alas de dos ángeles
para regresar y ser mortales
en el mundo
*
Aquí
Aquí adentro todo se separa y está solo
Emigran con las alas destruidas
Las magnolias del destierro
Cada cosa se derrumba por su lado
Los muros ya no guardan calor
No resguardan de la noche
En la violencia lechosa del día
Alegría y cólera
Se miran de reojo
A una distancia vacía de deseo
Se torna entonces necesario avanzar por las
horas
Como un ciego
Evitar que este tiempo
De sombras detenidas
Tropiece con el tiempo de la vida
Qué tristeza circular nos abandona
Cuando la luz oscurece lo que amamos
*
Autorretrato de espaldas al espejo
Hijo de perras Tu puta madre
Hacia mí avanzo
Escupo en mi sombra
Hacia mí
Que no te duela
Esta es mi alma
Mierda que envuelve mierda
Que las palabras
no den la vuelta
No digan dónde debe ir tu nombre
Abismo
Relámpago
Quimera
Sean espejo
Un mono desnudo colgando la verga
Obeso
Imbécil
Perdido
No sabe lo que es el hambre
No importa que se le muera
la vida
No le importa que te mueras
Déjame decirlo
Aunque aquí me tiemble la mano y el alma
se me crece de improviso de bueno
Sé que te gusta esta sucia
confesión de abismos
y quimeras
Este relámpago de mierda
que te salpica
Y te pone tu rostro de máscara
Y me miras y te miras en mí
Espejo
Tu puta madre Hijo de perras
*
La alegría
La mano del sueño
acaricia la negra cabellera del silencio
El corazón se acuesta tendiendo puentes de
ceniza con el fuego
Y avanza por los caminos extranjeros de la
noche
con la certeza del azar resguardando el ritmo
oculto Adentro
la volición se estría Y en ecos nupciales
esculpen sombras
los rostros olvidados Cuando tocan la pared
en sordina
el pasado se inclina y alborota como
sementera al viento
En el oído del futuro resuena el golpe seco
de aves calcinadas
La
belleza se cubre el rostro
destapándose
los pies retorcidos
Y una flor muere en los cuatro puntos
cardinales
Suena la hora
Limadura
sobre espejos Reflejo que se quiebra
Filo
de tiniebla Agua quieta
La ciudad se nos cierra en la garganta
La rosa es un acento de sangre en la flor del
acanto
El silencio es una nube blanca
Lo
que era nuestro ya es aire dormido
Arteria
de luz Hierba que sueña
Esta hora ha de apartarse
En
qué rincones tiritan los cantos de las olas
Qué
fríos campanarios lamen sus lenguas de espuma
bajo
un rumor de negros soles
Dónde
está el mar
No es por ti que el destino mantiene oculta
esta palabra
Su camino de cardo Su longitud de mimbre
Señalan el dolor de lo que nace La alegría de
lo que muere
La
herida del sueño ya crecía en su costado
mucho
antes que la yerba
Su canto permanecerá espina
Grito dormido en madreselva
Piedra oscura
Arrinconada piel del tiempo
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