Por Alejandra Ziebrecht
(poeta chilena)
(Regresa al Índice general)
Estoy escribiendo una carta de olvido
Ausencia
Aquí no hay nadie
Por intuición
Poema III
Era otoño o quise que fuera otoño
(poeta chilena)
(Regresa al Índice general)
Estoy escribiendo una carta de olvido
y no sé hablar
de lo que fue
de lo que antes
hubo
es como estar en
el borde
sin ganas de
aventurarse
era yo la que
amaba
los rincones de
tu cuerpo
la investigadora
insaciable
era yo
ésta
la misma que no
sabe escribir una carta de olvido
la que intenta
y no sabe
afuera llegó la
noche con su luz apagada y todo
me parece un
fuego extinto
una burla
lo que no pudo
ser
estoy
escribiendo con la afección de la primera vez
que escribí una
carta de olvido
y no aprendo
esta maldita costumbre
por eso de nuevo
estoy donde
mismo
con la misma
bata
sentada al
amparo de la noche
es verano afuera
una noche de
verano
los jóvenes
enloquecen y se tocan en las esquinas
y aman lo de encima y lo profundo
luego se van sin
hacer ruido
pasan por mi
ventana
adentro sigo
intentando
que caiga una
letra como una gotera en invierno
algo mínimo
desconcertante
acaso para esto
sirva el amor
para entumirnos
en una noche de verano
para dejarnos
expuestos
tiernamente
rabiosos
vencidos
estoy mirando un
cuadro en la pared
fijo
miro la
jovencita de Klimt
vencida por el
trazo diestro
miro los
girasoles de Van Gogh
y la noche como
la galería donde el gran bosquejo
del mundo se
confunde
y se hace nada
intento no decir
que eso era el amor
altivo
como los senos
de Gala en el cuadro de Dalí
intento contarte
que una carta de olvido
es algo simple
como cegar estrellas
como tomar
vacaciones de uno mismo
como recoger un
perro muerto de la calle
acciones
varias que no cambian el resultado
intento escribir
para soltar un puñado de tedio
alivianarme
dejar de pensar
recurrentemente
en los pedazos
gastados
en las partes
del cuerpo que luego se entumen
como si
mirásemos atrás y nos hiciéramos de sal
y luego la
osadía de recuperar el tiempo
irrecuperable
marcar números
en la libreta
decir que sí
que nos veremos
a los extraños
sentir de nuevo
como sentíamos
antes de la
carta de olvido
es decir antes
de fumar hasta la madrugada
antes de sentir
que un desconocido ha entrado en tu cama
antes de creer
lo increíble
una foto en
sepia de lo que amaste
hace tan poco
un minuto
que semejaba
años
miro los
ventanales que se extienden como venas de la noche
estoy sola
tomo mi cuarta
taza de té
y prendo otro cigarro
algo navega en
mi pupila izquierda
y zozobra en la
derecha
mientras escribo
los girasoles de
Van Gogh
se crispan
los girasoles
son Van Gogh
como yo soy lo
que escribo
como Chopin
es la Marcha Fúnebre
esta es una
carta de olvido
que no está
llena de memoria
es solo la
constatación de un hecho
un mero trámite
que será
archivado
junto a otros
que comiencen con o
solo escribo
para no ver
sino una noche
larga de sílabas
medianamente
inteligibles
y no pensar en
el cuarto
ni en la cama
donde está la
sombra
de ti
merodeando
tranquila
como un
murciélago
atrapado entre
las sábanas
escribo una
carta como si viera una película
en retrospectiva
y en cámara
lenta
paseo por la
pieza
fumo
el olvido tiene
un ruido de trampa que cae
como un lápiz sobre
la hoja
de golpe
y ya no importa
Del libro “El sueño”
Aquí no hay nadie
no venga le digo
que no hay nadie
solo su reflejo
cuando se acerca
yo también creo
–sabe -
a veces me
traspasa la impaciencia
y creo
Pero no hay
nadie
ni aquí ni al
lado
ni mucho más
allá de sus ojos y los míos
Nadie
Alguna vez pudo
haberle sucedido
asegurar que ve
algo
el tiempo por
ejemplo
pero el
tiempo se percibe
lo mismo la vida
o la muerte
si nos ponemos
serios
ninguna de ellas
viene a decir
verdad
porque aquí no
hay nadie
tapas de
féretros hay
maderas antiguas
que bailan
con el viento
pero muertos no
porque no hay
vida – le digo –
aquí se
engolosina la tarde
en su danza
aquí la noche es
como el día
juego de matices
Muros agrietados
hay
y pasadizos
y peñascos
y escaleras
y áticos
y sótanos
y usted
mirándome con mis ojos
Pero aquí no hay
nadie
Por intuición
la boca
al centro
roto el
equilibrio
trisado el orbe
de tu rostro
pariente del mío
Mapuche
Inca
Afgana
Siria
No sabemos leer
los signos
eso dicen
Que no sabemos
leer los signos
Son ellos los
que atrapan al sol
y engullen el
corazón de los vencidos
Pero nosotras
no sabemos leer
los signos
Eso creen
Hipatia los leyó
supo delinearlos
definirlos
Safo también lo supo
y Fresia
y Juana Inés
(devota por
sacrificio)
y María de
Magdala
(difamada
celadora)
Por intuición
como las putas
advierten el peligro
llegamos aquí
y te reconocemos
entre los
pedazos que te quedan
te reconocemos
hermana juiciosa
heroica hermana
de México
de Chile
de África
Dónde sea que
estés
te reconocemos
vamos por ti
Te rescatamos
del olvido
Te hacemos
sangre y grito en el poema
Por pura
intuición
Del libro
“Crímenes de familia”
Poema III
¿Alguna vez
encontraré a la Maga?
Pregunta
Oliveira
en un café de
París
arrojando
barquitos de papel a los charcos
Como hilos de
Ariadna
Como pensión de
alimentos
Como partición
de bienes
La Maga
que camina solo
con los recuerdos
del pequeño
Rocamadour
y los besos
tibios de Horacio
tropieza con
Violeta Parra
en un banquito
del parque
sostienen una
larga plática
que la
convence de lo baldío del amor
La Maga pensó en
Oliveira
le imaginó
anciano
rodeado de
libros
deduciendo todo
con la razón
intentando explicaciones
para la belleza
Mientras ella
oía apenas el corazón hambriento
de las niñas en
África
Entonces pensó
también en lo inútil
de confundir un
paraguas con un insecto
y más peligroso
aún
la sangre que
circula dentro
con la que se
derrama afuera
(las analogías)
La Maga concluyó
que la razón
sirve para precisar la dirección de un misil
la caída exacta de una bomba
o un infame gas asesino
La Maga encontró también la
certeza
que otorga
impulso a la existencia
Es la vida -le dijo
en una breve carta a Oliveira-
es decir el corazón -proseguía-
lo que siempre brindará
la facultad de lo correcto
Y es lo correcto
quien impedirá
la oscilación de lo inestable
“Y no hay excusas”
Escribió a modo de firma
Oliveira
que seguía preguntándose si la encontraría
al dar vuelta una esquina
una página
un sueño
comenzó a entender que el barrio
la ciudad
la tierra
se habían tragado hasta su nombre
Alguien le contó
que la vieron en Santiago de Chile
o que encontró pueblos primitivos
de los que no hay registro
Otros le aseguraron que repartía
cafecitos por las noches
a las putas tristes
Algunos que comandaba una revolución
Que organizaba a las mujeres en Guatemala
en Afganistán
Alarmado escuchó también
que habría gritado su nombre
antes de morir lapidada
Las cartas que él le escribió
a todas las direcciones posibles
le fueron devueltas
Por las noches Oliveira soñaba con las Tres Furias
las tres tenían el rostro endurecido
Le decían en el sueño que sus látigos vengarían
los crímenes
las violaciones
las lapidaciones
los exterminios
las mutilaciones
Oliveira asegura que las tres
eran la Maga
Pero nadie cree aquello
Hoy conversa consigo mismo
a solas con su corazón
donde Ella acude
al único lugar que Ella acude puntual
Esbelta
con la cabeza
llena de serpientes
Del libro “Crímenes de familia”
Poema VII
Silvia Plath
temblando en el
mar descuidado de la vida
ahogada por la
miseria
y el gas
se nos parece
como las señales
lúdicas
al ritmo poético
Pero el verso es
libre
no el tema del
verso
ni quien lo
escribe
El verso es
libre
Silvia creyó que
esos aleteos
esas menesterosas
campanitas en su cabeza
eran la llave
para liberarse
Entonces les
dejó salir
hasta crear otro
mundo
atrapado en un
cordón umbilical
que conectaba
por ambos lados
con la muerte
Una ecuación
cósmica cuyo resultado
era la
imposibilidad de despejar la x
de su existencia
Los versos eran
gusanitos
esparcidos por
la casa
metáforas de las
variables del éxito o la derrota
Ella es mi
semejante
Arrancada del
absurdo drama de la porfía
Exiliada de la
devoción
encendida como
llama
agitada como
braza
escapada como
cenizas
Del libro “Crímenes de familia”
Poema XV
Qué tiene el día
entre sus dientes
Aparecen
amapolas entre las fauces de la tarde
Aparecen
girasoles en la memoria de la noche
Pero qué tiene
el día entre sus dientes
Pedazos de gato
tiene
muriendo entre
el follaje
despedazado por
el miedo
Que pase el
viento y arrase
Que pase el
olvido y arrase
Un cuadro en la
pared se sostiene temblando
Después de eso
se derrumbará todo el silencio
y se oirá el
mordisco
La trituración
de la tarde
La fractura de
las palabras
El día agotado y
sangriento
El gato no lo
verá
Está ciego
Del libro “Crímenes de familia”
Cuatro paredes
Hay un águila que cruza la
nocheextraño presagio del derrumbe
Me aferro a la elocuencia del silencio
al cause sin freno de lo posible
porque
no alcanza el tiempo para buscar un eco
del
grito que nadie pronuncia
Me
han hablado unos libros de mi casa
aquella
construida en la memoria
He
dormido en sus peldaños de ladrillos
y
la hoja del libro que era mi cobija alzó su velo de pasado
Mi
casa se ubica al borde del infierno
Mi
casa se puebla de presagios
Los
vivos y los muertos se quejan de lo mismo
Cruza
la noche un águila que ha parido la noche
ajena al riesgo que algo me provoque
Porque
todo puede ser solo el resumen de este libro
Volvamos
a revisar las cosas
Unos
libros me han hablado de mi casa y un águila cruza la noche
Los
vivos y los muertos se quejan de lo mismo
Me
dormí en la página que alzaba una nube de recuerdos
Contemplo
la noche y me duele el golpe de la espera
Una
niña llora la lejanía de ésta que describe su llanto
La
razón es un signo del vacío
El
tiempo un cauce de lo posible
Sólo
existe la memoria que en su fondo
atrae
un paisaje de cenizas
Del libro “El mar de los que fueron”
Aun cuando todo
y eso
saliera de allí
parido en su
humedad
Aún si
alumbrase lo
oscuro que pende
de los labios
atacando al
miedo
Todo
y eso
no fuese sino un
cascabel tirado
sonando
su mansedumbre
de juguete ciego
La calle
desolada
las cosas
indefinibles
se abrieran
Aún cuando todo
fuera un árbol
cortado por el
filo
Eso
mil veces eso
pulularía por mi
costado
cicatriz
grillete
pertenencia
invalidándonos
Porque no es su
nombre
sino todos los
nombres
(Su jauría
interminable)
Aún cuando
encendiera las
respuestas
no acuñaría su
juego
no revelaría el
motivo
de este desgano
Sobre toda la
existencia
hay una
interrogante
un signo
una risa
leve
como si eso
nos mandase el
cuervo
de sí mismo
En el sueño
eso es la
vinculación
los mínimos
destellos
el vuelco
un pensamiento
la pesadilla
abiertos los
ojos
pero cegados
hundidos
temblando
Afuera es la
vigilia
donde ocultamos
eso
Del libro “El sueño”
que todo se
desprendiera de su centro
que las calles
–tú sabes – se vieran como en la película
con una
transparencia de ala en vuelo
Era tarde y
había ebrios
y teníamos miedo
de la calle y sus peces
y del ruido del
mar al lado nuestro
como en la
película –quise pensarlo –
Empezaba una
llovizna que nos blanqueaba el pelo
como si
hubiéramos estado años
parados donde
mismo
como un efecto
especial de la película
Y había un gato
negro que llamábamos presagio
y había un gran
silencio cortando la noche
llevabas el
abrigo que usaste en la primera cita
como en la
película
fumábamos con
avidez los últimos cigarros
yo venía de un
viaje corto
que lo cambiaría
todo
un indicio
apenas de lo que vendría más tarde
yo no pienso que
el amor
o la muerte
duren para siempre –susurré –
antes de entrar
al hotel que era lo único
que incendiaba
la noche
tu me besaste
–como en la película-
me dijiste no te
mientas a ti misma
entonces comencé
a entregarme
pensando en un
marinero –como en la película –
tú afirmabas que
esa noche sería irrepetible
afuera los peces
se revolvían con el mar
Era la madrugada
como un telón rojizo
y estábamos
cansados y teníamos miedo
sobre nuestro
rostro habían otros rostros
como en la
película
un alud de
recuerdos nos tiraba a la calle
afuera yo no era
yo y tú no eras tú
así que nos
saludamos cortésmente
como en la
película
En esa hora
precisa de la tarde
guardaban la
noche en un rincón de utilería
yo te hice una
seña de adiós con la mano
y me quedé
observando la lluvia
los peces de
papel maché
el gato de
mentira
el espacio solo
olvidándote
como en la
película
Del
libro “El sueño”
No soy la misma
No soy la misma
no
la misma nunca
ahora
me fugo
escondida vivo
de lo que es
de la vida
la misma que
buscaba
la misma
ahora me
encierro
me refugio
y siento que
todo pasa
y no me importa
que todo pase
o que nada
soy el topo
Franz
el topo de la
Torre de Babel
escribo un
diario del fracaso
que luego me
olvido de recordar
recibo con
atención a los amigos
me saco el
sombrero Hölderlin
los saludo a
todos
con respeto
con desprecio
porque escribir
es padecer
un caso clínico
es toda la
ceniza que dejan las cosas quemadas
dice Elliot
y humildemente
agregaría
que es también
las cenizas
dispersas en el viento
las mismas
haciéndose nada
porque no ser la
misma
significa
necesariamente
al parecer
ser otra cosa
No sé cómo
explicar que no se es
a secas
que lo que se
arrastra por la tarde
es un espacio
de donde uno
estuvo
cuando fue
es decir un peso
físico
el peso del
vacío
vivimos en el
vacío
vivo
naufrago
todo el tiempo
me digo
qué haré con
todo el tiempo
que dejó de
importarme
luego pienso que
el tiempo
es otro vacío
imaginario
que si no estoy
los poblados de
mi tiempo
se derrumban
se descascaran
desaparecen
no soy la misma
porque he
desaparecido
en la locura de
escribir
más aún en la
locura de vivir
o en escribir
desde la locura
Marguerite ya lo
dijo
cuando escribo…etc. etc.
Abro y cierro
puertas
sin esperar a
nadie
el olvido no es
largo Neftalí
es más tediosa
una memoria perpetua
que circule
sobre las mismas
cosas
eso me dice
Borges
que siempre fue
él mismo
en los espejos
arañándose los
ojos
de tedio
ahora escucho
campanas innecesarias
para este poema
campanas como
timbres
en edificios
solos
donde he fumado
pensando en lo
que haría
si fuera otra
después todo lo
he tirado
pensamientos
deseos
borradores
estúpidos
estúpidos lazos
me quedo con los
cigarros
humeando
con la marca de
mi labio
cuando me
levanto
cuando me
acuesto
la foto de
Virginia a mi diestra
la foto como si
fuera tinta
como si me
llamase
donde no hay
nadie
porque no soy la
misma
mis tristes
fantasmas
si hasta Bécquer
los abandonó
en una
biblioteca
y se fue a morir
solo
porque no era el
mismo
no era dueño de
nada
masticó su pan
tragó su sangre
y se fue sin
hacer ruido
persiguiendo el
aire que se le iba
Se puede no ser
el mismo Rimbaud
se puede ir por
el mundo sin pierna
sin poesía
vivir mutilado
mirarse con ojos
nuevos
cuando se
traspasa la aventura de ser
la complacencia
el estudio
de nuestras
vidas pasadas y por venir
no deseando otra
cosa
abro y cierro
puertas
saludo a todos
con desprecio
sobre todo a
aquellos que guardan silencio
un minuto
tan solo uno
ante el absurdo
que nos hace
creer
que siempre
siempre
somos los mismos
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