(escritora mexicana)
Tuve un sueño
Fue una noche extraña, más extraña de lo usual. Soñé con tantas cosas que olvidé despertar a tiempo. Soñé con mi familia, animales, personas nuevas, guerras mundiales, amor, dulces y manjares, viajes; sin embargo, todo era tan real que no recuerdo que haya sido breve, fue demasiado largo.
Tan largo fue que parecía mi propia vida,
probablemente eso era. Toda la vida la pasé dormida viendo pasar el tiempo,
viendo pasar la diversión y las oportunidades.
Pobre vida mía, si es que así le puedo llamar; ya
estaba muerta desde antes de empezar.
La Peculiaridad de Mariana
Había una vez una chica, una muy peculiar, cuyo nombre era Mariana.
Mariana amaba el silencio, había nacido con él. Era
una niña muy creativa, siempre estaba inventando qué hacer, contaba con mucha
energía (debido a su juventud) y tenía el don de comunicar lo que sentía de
forma clara por los medios menos esperados.
Su madre decía que su creatividad estaba fuera de
este mundo, por eso desde pequeña la relacionó con una estrella, pues tenía un
brillo muy especial con el cual a pesar de las dificultades podía destacar.
No tenía amigos porque los demás niños siempre la
veían raro, algunos envidiaban su creatividad, otros tantos no asimilaban bien
su forma de ser.
A Mariana realmente no le molestaba esto pues ella
tenía a alguien muy especial en su vida (además de su familia), era más que un
amigo, tal vez un hermano llamado “Quiet”. Mariana y Quiet siempre estaban
juntos y pensaban totalmente igual, él la entendía mejor que nadie, tenían un
lenguaje especial y nunca la abandonaba, ni siquiera cuando dormía.
La actividad favorita de ambos era dibujar y pintar
porque la gente les entendía de manera más sencilla cuando lo hacían. Tenían
múltiples obras de arte que habían hecho a manera de equipo; sin embargo, Quiet
nunca hacía una firma visible.
La gente a su alrededor admiraba sus obras porque
realmente mostraban mucho talento y eso los hacía sentir muy felices.
Un buen día, Mariana, Quiet y su madre salieron al
parque al que iban desde que ambos eran bebés, un parque muy amplio y lleno de
árboles frondosos donde ellos se inspiraban para crear nuevas ideas. Justo ese
día había una exposición de un artista muy famoso apodado Bonet, él hacía tanto
pinturas como esculturas, las cuales llamaron la atención de los niños
inmediatamente. Después de recorrer todo el parque y observar con detenimiento
cada objeto decidieron sentarse en el pasto y comenzar a plasmar su nueva
invención, mientras tanto su madre se sentó en una banca cercana a leer.
Al cabo de una hora, los chicos estaban a punto de
finalizar su pintura cuando sintieron una presencia desconocida que los
observaba, era un hombre alto, delgado, de tez clara y barba crespa grisácea
que vestía casual con una boina azul y una pashmina obscura a pesar del calor
que hacía.
Al notar que los chicos se habían dado cuenta de su
presencia los saludó y le dijo a Mariana:
—Tienes una manera de plasmar las cosas tan etérea que he quedado anonadado
y sin palabras, creo que acabo de conocer a una verdadera artista y me gustaría
saber su nombre. Concluyó con una amable y linda sonrisa.
Mariana se puso muy nerviosa pues no sabía quién
era él, así que únicamente abrió los ojos lo más que pudo.
El hombre prosiguió:
—¡Claro! Que mal educado he sido, mi nombre es Bonet, la persona que
hizo todo lo que ves a tu alrededor y mi intención es conocer más a la artista
de esa magnífica obra que tengo frente a mí, pues estoy seguro de que no hay
persona que merezca más este espacio de exposición que tú.
Mariana estaba atónita al escuchar a un gran
artista hablar así de su talento y su
pintura, mientras que Quiet se encontraba incómodo porque no se sentía
reconocido por sus méritos en ese preciso momento, pero ambos eran incapaces de
expresarse, sólo podían forzar a sus ojos para que hablaran por ellos.
Mientras Bonet los observaba fijamente con una
sonrisa, esperando su respuesta y tratando de interpretar sus gestos, llegó la
mamá de Mariana para presentarse con Bonet. Al tiempo que Mariana y Quiet
pensaban en cómo comunicarse apropiadamente con el artista, su madre le
explicaba a Bonet quién era Mariana y las características peculiares que tenía
desde que nació.
Al terminar Bonet dijo:
—De acuerdo Mariana, nos reuniremos pronto para que me muestres tus
demás obras porque estoy muy interesado en ellas, tu mamá tiene razón, eres muy
parecida a una estrella y te prometo que haremos notar tu brillo, ya que tu
peculiaridad hace que tu talento resalte de esta forma tan mágica. No te
preocupes cuando debas darme una respuesta, yo entiendo lo que me dicen tus
ojos, porque la gente como nosotros no necesita explicaciones. Así que nos
vemos pronto, Mariana.
Y de esa forma se despidió Bonet para volver a sus
ocupaciones.
A partir de ese día la vida de todos cambió, pues
la mamá de Mariana logró ayudar a su estrella a brillar completamente, Bonet
descubrió a una pieza única y especial destinada al arte, Mariana con la
orientación de Bonet se dedicó por completo a expresarse sin tener que dar
explicaciones, y Quiet logró tener su independencia, pues su trabajo de ayuda
con Mariana ahora lo cubría la pintura; sin embargo, él viviría por siempre con
ella, en un anonimato conocido.
Blancanieves
Le llamaron Blancanieves
aunque fuese morena,
sus padres se dieron cuenta que la belleza del
nombre
no radicaba en el físico de la niña,
sino en la pureza de su alma
y en la
suavidad de sus palabras.
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Julieta Solis Velázquez. México, 20 de diciembre de 1999 |
Talento que debe ser explotado al máximo.Muy bueno sigue así,no te rindas Julietita,tienes gran potencial.❤❤
ResponderEliminar-El vecino
Quiero felicitar a Julieta Solis Velázquez por su escritura. No es que sea joven lo que debe asombrar sino que lo que expresa es claro, directo e importante, es decir, que hace ver o ayuda a ver. Me dio mucho gusto leer estas tres muestras de presentación.
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