Por José Manuel Recillas
(presidente de la Academia Mexicana de Poesía)
(presidente de la Academia Mexicana de Poesía)
Excelentísimo señor Leonardo Arízaga Schmegel, embajador de
Ecuador en México
Estimado Luis Franco González, seas bienvenido a México
Estimados amigos y colegas
El origen de la palabra Academia remite a un tipo de
institución reguladora y normativa de actividades intelectuales, y por ende
puede resultar atemorizante. Elegimos este nombre no tanto por su relación con
la institución fundada por Platón, cuanto por nuestro modelo contemporáneo, la
vienesa Schule für Dichtung, fundada en 1991. Aquí también la palabra “Schule”
remite a “Escuela”, sin embargo, pese a esta denominación, no es una escuela de
poesía sino un espacio para el trabajo y el conocimiento. De hecho, su nombre
en inglés es Vienna Poetry Academy, tal como aparece en redes sociales.
La Academia Mexicana de Poesía es una Asociación Civil que busca promover actividades literarias, de conservación, promoción, difusión e investigación de la poesía mexicana, sin pretensiones de primacía ni de ser poseedores de una verdad absoluta. Por eso elegimos una palabra de raigambre griega, para definir nuestras actividades sin pretender establecer lineamientos ni normar nada, sino solamente darle cierto carácter de sociedad abierta que funja de apoyo para que muchos y diversos poetas mexicanos realicen distintas actividades dentro de un ambiente institucional no discriminatorio.
Así, la Academia Mexicana de Poesía es más un medio que un fin, más un molde a llenarse que un contenido preestablecido. Queremos sumar esfuerzos y voluntades. Queremos hacer un énfasis muy especial en la relación que la poesía, los poetas, han tenido en la conformación de la identidad nacional, en los debates sobre la res publica y en la construcción misma del país. La idea popular de que el arte en general, y la poesía en particular, no sirven, o son necesarios aunque no sepamos para qué o porqué, nos parece una posición simplista y reductiva. Nos interesa visibilizar lo aparentemente invisible, esto es: el aporte hecho por los poetas a la construcción de nuestra identidad y de nuestra nación en el pasado, y cómo se relacionan con los aportes y debates actuales.
Para lograr este fin, la Academia Mexicana de Poesía desea establecer vínculos no sólo con los poetas mismos, sino con las instituciones culturales del país y el empresariado nacional. Por medio de patrocinios y acuerdos es que buscaremos uno de los más complejos objetivos de una institución nacida en la capital de la República: la descentralización de nuestras actividades.
Entre los proyectos más ambiciosos contemplados, está el establecimiento de la Biblioteca Mexicana de Poesía, el cual se encuentra en consonancia con una iniciativa sobre la cual un grupo de importantes poetas, entre ellos Carlos López Beltrán y Pedro Serrano, han insistido en la necesidad de su fundación, y en la importancia de recuperar, para tal propósito, un edificio de valor histórico y arquitectónico: la casa de Ireneo Paz, la casa en que pasó su infancia Octavio Paz, para que allí esté la sede de la Biblioteca Mexicana de Poesía. Al respecto, queremos decirlo con toda claridad: no nos tomamos atribuciones ni nos apropiamos de ideas ajenas, deseamos apoyarlas y llevarlas a buen puerto. Asimismo, tenemos pensado establecer el Museo de la Poesía Mexicana, gracias al apoyo de nuestro primer y muy generoso patrocinador, el señor Eduardo Rubio Elosúa y su distinguida esposa, la señora Lourdes Islas.
Ambos proyectos, Museo y Biblioteca se insertan en nuestro deseo de preservar acervos y archivos de poetas mexicanos. Y quiero hacer énfasis en lo que se debe entender por esto: preservar, mantener y divulgarlos, no apropiación o expropiación abusiva de los mismos. Allí habrá mucho que trabajar con los titulares de los archivos tanto como con las instituciones culturales del país.
De la misma forma, tanto allí como en la ciudad de México abriremos una Cátedra anual sobre poéticas y estableceremos Residencias para poetas mexicanos y algunos invitados extranjeros que permitan el libre diálogo y flujo de ideas e intercambio. Del mismo modo, haremos lecturas, seminarios y conferencias, siempre con el mismo fin que perseguimos: visibilizar lo invisible, hacer que la poesía sea vista no como un asunto de ermitaños en su torre de marfil, sino la aportación de un grupo de personas a los debates y a la construcción de un mejor país.
Nos preocupa particularmente la seguridad social y la salud de muchos colegas, cuya situación requiere de toda nuestra solidaridad. En esa dirección específica, estamos interesados en dos asuntos de particular relevancia: retomar y apoyar la idea de proponer un sistema de salud para creadores, y homologar de verdad el Sistema Nacional de Creadores con el Sistema Nacional de Investigadores, cuyo modelo puede no sólo ser emulado, sino incluso perfeccionado, y aplicado con todas su virtudes, muy en particular con el ejercicio público de la transparencia y la rendición de cuentas, así como con la democratización y el justo reconocimiento que el oficio literario debe ofrecerle a sus representantes.
Es mucho lo que falta por hacer en materia de las necesidades del gremio. Muchos de estos y otros asuntos ni siquiera son discutidos en público, y a veces no forman parte de los debates entre poetas.
Iniciamos nuestra travesía llenos de optimismo y con el firme deseo de ser un catalizador de voluntades. Esperamos que nos acompañen, tanto como nosotros les acompañaremos. Como muestra del tipo de actividades y encuentros entre poetas que buscaremos afianzar está la lectura compartida que con el poeta ecuatoriano Luis Franco González, Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen Estrada 2015-2016, ofrecemos a continuación.
La Academia Mexicana de Poesía es una Asociación Civil que busca promover actividades literarias, de conservación, promoción, difusión e investigación de la poesía mexicana, sin pretensiones de primacía ni de ser poseedores de una verdad absoluta. Por eso elegimos una palabra de raigambre griega, para definir nuestras actividades sin pretender establecer lineamientos ni normar nada, sino solamente darle cierto carácter de sociedad abierta que funja de apoyo para que muchos y diversos poetas mexicanos realicen distintas actividades dentro de un ambiente institucional no discriminatorio.
Así, la Academia Mexicana de Poesía es más un medio que un fin, más un molde a llenarse que un contenido preestablecido. Queremos sumar esfuerzos y voluntades. Queremos hacer un énfasis muy especial en la relación que la poesía, los poetas, han tenido en la conformación de la identidad nacional, en los debates sobre la res publica y en la construcción misma del país. La idea popular de que el arte en general, y la poesía en particular, no sirven, o son necesarios aunque no sepamos para qué o porqué, nos parece una posición simplista y reductiva. Nos interesa visibilizar lo aparentemente invisible, esto es: el aporte hecho por los poetas a la construcción de nuestra identidad y de nuestra nación en el pasado, y cómo se relacionan con los aportes y debates actuales.
Para lograr este fin, la Academia Mexicana de Poesía desea establecer vínculos no sólo con los poetas mismos, sino con las instituciones culturales del país y el empresariado nacional. Por medio de patrocinios y acuerdos es que buscaremos uno de los más complejos objetivos de una institución nacida en la capital de la República: la descentralización de nuestras actividades.
Entre los proyectos más ambiciosos contemplados, está el establecimiento de la Biblioteca Mexicana de Poesía, el cual se encuentra en consonancia con una iniciativa sobre la cual un grupo de importantes poetas, entre ellos Carlos López Beltrán y Pedro Serrano, han insistido en la necesidad de su fundación, y en la importancia de recuperar, para tal propósito, un edificio de valor histórico y arquitectónico: la casa de Ireneo Paz, la casa en que pasó su infancia Octavio Paz, para que allí esté la sede de la Biblioteca Mexicana de Poesía. Al respecto, queremos decirlo con toda claridad: no nos tomamos atribuciones ni nos apropiamos de ideas ajenas, deseamos apoyarlas y llevarlas a buen puerto. Asimismo, tenemos pensado establecer el Museo de la Poesía Mexicana, gracias al apoyo de nuestro primer y muy generoso patrocinador, el señor Eduardo Rubio Elosúa y su distinguida esposa, la señora Lourdes Islas.
Ambos proyectos, Museo y Biblioteca se insertan en nuestro deseo de preservar acervos y archivos de poetas mexicanos. Y quiero hacer énfasis en lo que se debe entender por esto: preservar, mantener y divulgarlos, no apropiación o expropiación abusiva de los mismos. Allí habrá mucho que trabajar con los titulares de los archivos tanto como con las instituciones culturales del país.
De la misma forma, tanto allí como en la ciudad de México abriremos una Cátedra anual sobre poéticas y estableceremos Residencias para poetas mexicanos y algunos invitados extranjeros que permitan el libre diálogo y flujo de ideas e intercambio. Del mismo modo, haremos lecturas, seminarios y conferencias, siempre con el mismo fin que perseguimos: visibilizar lo invisible, hacer que la poesía sea vista no como un asunto de ermitaños en su torre de marfil, sino la aportación de un grupo de personas a los debates y a la construcción de un mejor país.
Nos preocupa particularmente la seguridad social y la salud de muchos colegas, cuya situación requiere de toda nuestra solidaridad. En esa dirección específica, estamos interesados en dos asuntos de particular relevancia: retomar y apoyar la idea de proponer un sistema de salud para creadores, y homologar de verdad el Sistema Nacional de Creadores con el Sistema Nacional de Investigadores, cuyo modelo puede no sólo ser emulado, sino incluso perfeccionado, y aplicado con todas su virtudes, muy en particular con el ejercicio público de la transparencia y la rendición de cuentas, así como con la democratización y el justo reconocimiento que el oficio literario debe ofrecerle a sus representantes.
Es mucho lo que falta por hacer en materia de las necesidades del gremio. Muchos de estos y otros asuntos ni siquiera son discutidos en público, y a veces no forman parte de los debates entre poetas.
Iniciamos nuestra travesía llenos de optimismo y con el firme deseo de ser un catalizador de voluntades. Esperamos que nos acompañen, tanto como nosotros les acompañaremos. Como muestra del tipo de actividades y encuentros entre poetas que buscaremos afianzar está la lectura compartida que con el poeta ecuatoriano Luis Franco González, Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen Estrada 2015-2016, ofrecemos a continuación.
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