sábado, 4 de octubre de 2003

Rompecabezas, de Blas Valdez

Rompecabezas, de Blas Valdez
Plaza y Valdés [*]
México. 2003
94 pp.


por Cosme Álvarez

En otro tiempo, el dadaísmo y después el surrealismo formularon la generosa esperanza de una nueva literatura cuya base fuera la escritura automática. La trilogía Los sonámbulos, de Hermann Broch —publicada entre 1931 y 1932— ya anunciaba desde entonces el final de los géneros literarios. Hoy la Internet ha comenzado a influir en la literatura de nuestro tiempo. Se trata, sin duda, de un recurso naciente que los escritores no tardaremos en explorar. El uso del correo electrónico ha hecho propicio, diríamos, un nuevo tipo de género epistolar, y en los llamados «chats» se permite y se estimula el intercambio a la vez universal y anónimo de palabras e ideales casi siempre sin sentido.

La apuesta de Broch había sido una revelación consciente, la del surrealismo una rebelión y una conjetura irreflexiva. La nueva circunstancia ofrecida por la tecnología se mantiene como un signo de interrogación para la literatura. Hay, sin embargo, un asunto inequívoco: desde Homero hasta nuestros días, la literatura misma demuestra que el género literario no ha dejado de ser la forma que el espíritu creador elige —si es que se trata de una elección deliberada— para expresar dos realidades consubstanciales: la del mundo y la de sí mismo.

Rompecabezas, de Blas Valdez, mezcla con gracia y acierto los elementos de la novela, el cuento corto, el poema, el guión de cine, la música rock y los recursos de la Internet. No es fortuito. El autor pertenece a una generación en crisis, saturada de información, que necesita más de la realidad que de la experiencia, de una realidad que no tiene género, que no cesa de transformarse, que estalla y se incendia cada día n el absurdo del detalle minucioso; una realidad, pues, sin experiencia, de la que finalmente es imposible reunir las piezas para construir el rompecabezas.

Los resultados de la influencia de la Internet en la literatura no habían sido notables hasta la aparición de Rompecabezas. Este volumen no sólo abre la puerta a lo que podría convertirse en un nuevo impulso literario, sino que, además, hace previsible la aparición de muchos libros que, en breve, nos referirán los pormenores virtuales de un mundo que día a día es menos real que inexistente.

Blas Valdez sabe esgrimir la intensa brevedad del relato corto: río que es mar en sí mismo, o también, breves corrientes de agua vigorosa que dan forma al río. En Restos de corazón (Fondo Editorial Tierra Adentro, 1998), su primer libro, hallamos el catálogo concentrado de su ironía sin consuelo. No son los temas del autor los que inquietan: es la realidad, que muestra oblicuamente el rompecabezas de un rostro sin facciones definidas; la realidad incesante que Blas Valdez prefiere desfigurar con el martillo de sus palabras para otorgarle el más hondo sentido de quien mira el mundo.

Micrós, Ciudad de México
21 de enero de 2002
[*] Este texto se utilizó en la cuarta de forros

NOTA:
El guión de la recién estrenada película "Amor, dolor y viceversa", debut cinematográfico de Alfonso Pineda-Ulloa, que protagonizan Bárbara Mori, Joaquín Cossío y Marina de Tavira, se basa en Rompecabezas, de Blas Valdez. La reseña del estreno puede leerse en el Blog "Biosstars International Blog de cine, teatro y cultura", escrita por Perla Schwartz

Micrós, D.F.

El azar de los hechos en Canal 11 Tv

Las teorías sobre arte son al arte
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Cosme Álvarez

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