José Manuel Recillas
Aquí, entrevista de radio Código DF (Parte II)
En el de la memoria
jardín de la penumbra
reposa nemoroso el
fuego ciego que arde,
la misma luz y agua
que son del sol resguardo
y murmurante soto de
un otra mansedumbre.
El río serpentea y en
él se ahoga el hombre,
el transparente
azogue espérale a la izquierda;
el tiempo fluye
inmenso y en el jardín se pierde
-en la
siniestra escala lenta sube su sombra.
La eterna sierpe de
agua baña siempre lo enorme
y en el envés del día
aquellas que te encarnan
en silencio te llaman
nombrándote lo eterno.
El agua que te espera
no es fin sino comienzo
-“soy tú y tú
eres yo” y Aker es tu balanza-
y al fondo de ti mismo sonríe oculto un Hermes.
y al fondo de ti mismo sonríe oculto un Hermes.
Última rosa
No la flecha y su
muda trayectoria en la luz,
su enigmática
trayectoria vencida por el tiempo,
la albura de su
cuerpo en esta sola cruz
ni el elevado fuego
su idioma de silencios
lo que habla en esta
zarza plena toda de luz
como palabra inmóvil
que busca hallar su templo.
Acaso todo sombra sea
de otro milagro,
infinita escritura de
un viaje postergado.
Sabemos que los
mismos no somos del principio;
no han sido en balde
tantos viajes, tantas ofensas,
tantas guerras en
nombre de un alto designio;
sabemos que en la
Rosa una ignota bandera
de vocablos divinos
ha sellado su destino
a la sed de las
noches y a la sal de esta tierra.
Sólo un compás de
espera es esta travesía,
celaje en que se
hunde postrer luz vespertina.
No las águilas sed
son de revelación,
suyas no son los
nombres, los ecos de esta tierra,
mas sí el nocturno
oleaje del último fulgor
donde hace tiempo
yace la vanidad postrera
de esta palabra
incierta, inerme bajo el sol:
efímera grafía de un
signo ya en la arena.
No el errático fuego,
pues, de esta ciega llama
sino la voluntad que
habita en la balanza
lo que otorgue
sentido a este dolor tan puro
que aquí ha crecido
con el llanto y con el sueño,
pues al callar la
Rosa su triple sol desnudo,
su cuerpo sumergido,
su estirpe de milenios,
no quedará palabra en
pie que funde al mundo
ni habrá mujer
desnuda que nombre este silencio.
Sólo esa Rosa quieta
con su palabra amarga,
brillando en el
mutismo de esta última mañana.
La cera de Ulises
Hay viajes y
destinos, cumplidos bajo el yugo
de un resplandor
afuera, que se hunden en el día
y ocultan a la rosa,
al arcano prodigio de
su tácito aroma.
No busques sino en ti
lo que otros creen perdido
-una tiniebla
doble para esas manos simples
ocultas en el polvo
de falsos
resplandores y teologías de oro-
pues sólo en la
herejía se oculta la ortodoxia
-como en el
agua el fuego que a lo divino nutre-,
la dulce llama umbría
que encenizada
alumbra al sueño y su afonía.
El mundo se divide en
ecos sin sentido
ocultos en el fuego
que pierde sin remedio
aquello que se nombra
si en otros permanece
la noche sin memoria.
Los coros de la
piedra guijarros sólo son
en medio del rumor y
el delirio del mar,
perfecta melodía
que goza y se solaza
en su propia agonía.
No busques en el
mundo lo oculto bajo un nombre,
la sal de tu destino
es obra en la tiniebla,
aguarda a tu paloma
en medio de desastre
que al mundo ya corona.
Dejad que el oro
muera, que el canto en canto quede,
afuera nada importa
si no ha nacido antes
en medio de esa nada
que es íntimo
derrumbe hacia tu propia flama.
Que no simiente quede
ya de esta travesía.
Sólo silencio sea lo
que antes fue sonido
y el resplandor
perezca
justo al ojo llegar
que calmo lo sujeta.
No busques más las
horas, la luz de lo perdido,
pues sólo el agua es
fuego si antes fue vigilia;
afuera quede el mundo
vestido de sí mismo,
perdido en su tumulto.
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José
Manuel Recillas Ciudad de México, 1964). Poeta, ensayista, investigador
literario, melómano, traductor y editor. Presidente y fundador de la
Academia Mexicana de Poesía. En 2016 ganó el Premio Nacional de
Ensayo Crítico "Evodio Escalante" por su libro Catábasis y Theia mania. En 2012 le fue otorgada la Cátedra Sergio
Pitol del Centro Universitario de los Lagos, dependiente de la Universidad
de Guadalajara, por su traducción y edición a la obra del poeta alemán
Gottfried Benn (Un peregrinar sin nombre.
Escritos fundamentales, La cabra ediciones, 2010). Ha publicado los libros
de poesía La ventana y el balcón
(Cuarto creciente, 1992), El sueño del
alquimista (Praxis, 1999; El dragón rojo, 2015), Entre el sol amarillo del escombro (Bianchi editores, Montevideo,
Pilar edições, Brasilia, 2003), Sidereus
nuncius (comisión del Festival música y escena, UNAM, 2009, sobre los 400
años del nacimiento de Galileo Galilei) y Mahler
(Secretaría de Cultura de Michoacán, 2015).
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