por Alicia García Bergua
(poeta mexicana)
Los dos abuelosPara AnaAl fin de la guerra civil españolalos padres de mamá y papáfueron a dar en Franciaa la playa de Argèles-sur-Mer,un campo de concentración aquel entonces.El de mamá salió de España como combatiente,el de papá evacuando a la escuela de Ibizade la que era director.Al final los dos, que no se conocíanpor venir de lugares distintosen Aragón y Cataluña,estaban en la misma arena,reducido su ser a ese desiertoque debió ser para muchosel borde de ese mar.Leo sobre la depresiónque acarreaba esa arena,y cómo los antes divididos en corrientesa quienes reunió la adversidad,trataron de paliarla con charlas y revistas,circulando los libros que tenían.Lo mismo sucedió en otros espaciosdonde siguió su exilio.Palabras y dibujos se volvieron hogareshasta en medio del mar.No conocí al abuelo paterno,murió cuando papá tenía doce años,pero quedó tan vivo en élque dibujaba y describíatodas las películas que viocomo si fueran un refugioy a ratos un hogar más verdadero.Papá absorbió toda esa tristezade la arena sin finque debió ser el campo para su padre,un hombre sensible y muy lector,también sus ilusiones y su humor.Papá oscilaba entre una tristeza absurday una alegría indescriptible,el mundo era arena imposible de sembrary así nos enseñó a concebirlo.Pero también quería al abuelo maternoa quien la arena del campo no lo afectóde la misma maneray no era melancólico, era agente viajeroy salía feliz a trabajar en Méxicoen las peores épocas incluso.Con él papá reíaporque ese abuelo lo conoció de niñoen Dominicana cuando aún tenía padre.Su actitud vital lo liberaba,de ese peso que él hijo de viuday solo sin su hermana tenía que cargar.Saqué a la pequeña tórtolade las fauces del perro,la puse en la mesa sobre un papel.Estaba un poco desplumadapero viva y con los ojos muy abiertos.Estaba inmóvil, me pensé depredadoray también sentí temorde que fuera a morir en mi presencia.La contemplé con estupor hasta que voló de nuevoy la volví a atrapar para sacarla de la habitación.La puse en la baranda de la terraza,y me fui rezando que volara.Cuando salí de nuevo ya no estaba.Ahora tengo su miedo,su miedo de mí que aún me sobrecoge.A nuestra soledad llaman los pájaros,a una amiga la visita un mirlo,a mi casa regresa la tórtolaque salvé de las fauces de mi perro.De nuevo la tomo con cuidadopara llevarla a la terrazay ponerla en la barandacomo si fuera un rito que iniciamos.Está mas grande,me maravilla la oscura falda que ahora lleva.Me permite mirarla inmóvil en la barandasopesando quizá que volaráy de pronto lo hace.El mirlo de mi amiga está en un video,la tórtola está aquí en este poemadonde ya no la espero,sigue cerca y sé que ha de volveral nido que le he hecho en esta página.En mi adolescencia vi repetidas veceslos ensayos de Final de partida, la obra de Beckettque mi hermano protagonizaba en el papel de Hamm.Recuerdo poco los diálogos de la obrapero el asunto es difícil olvidarlo.Hamm compartía el escenario con sus padres,que estaban en dos cubos de basura por falta de piernas,y con el sirviente Clove que atendía a todos con fastidio,al final él abandonaba a Hamm ciego y paralítico.Como a Clove y a Hamm,a mi hermano le irritaba pensar en nuestros padressiempre peleando muertos de miedo.Lo sé, aunque no me lo dijera sino años despuésy esa obra fuera una ficción.Incluso en ella hay un perro de peluche;me sentaba a verla junto a uno verdadero,el based hound de nuestros amigos,que al igual que yo en aquel entoncesno entendía lo que presenciábamos.Para Mónica JatoAl final de mi vida me doy cuentaque el dolor sufrido desde que era pequeña,no era del todo mío.Era el que mis padres, abuelos y tíos exiliadostraían consigo aunque no quisieran.Lo expresaban en todo lo que hacían,por eso lo abracé sin entenderlocomo cosa de todos,aunque fuera anormal sentirlo tanto.Nos deshacemos tan sólo por pensary en ese deshacer vamos no siendo.Somos esas palabras que nos surgen de pronto,quedan al borde del olvidoy abren un abismo personal.No nos vemos la espalda por miedo a detenernosy constatar la nada de ese abismo
Alicia García Bergua Foto © Moramay Kuri |
Felicidades Alicia García Bergua!! como todos los tuyos, hermosos y excelentes poemas !!
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